Ésta es más o menos la historia:
Es una especie de homenaje a los relojes de pulsera, que según ellos van de capa caida desde la aparición de los teléfonos móviles.
Se trata de enviarles un reloj (aunque no funcione) que ha formado parte de la vida de uno. Cada reloj llevará un epitafio de 10 palabras escrita por su propietario que ellos transcribirán en una etiqueta que colgarán del reloj (hay que enviarles la dirección de e-mail).
Cuando lo reciban, notificarán por e-mail cuando podrá visitarse on-line el reloj que se ha enviado.
Cuando tengan los 1000 relojes los donarán al Smithsonian Gallery de Washington.
Esta gente se autodenominan: Moskow Linn Architects
Esta es la dirección del envío:
Moskow Linn Architects
88 Broad Street
Boston, MA 02110
Curiosa iniciativa, en todo caso. Y curioso ver el reloj de uno en ese museo...