Mr. Bones
Well-known member
Llegó la jubilación del Breil Manta.
Como ya les comenté en otro hilo estaba esperando de que se acabase la pila para jubilarlo.
El reloj está muy viejo, muy lleno de achaques. Me decidí luego de evaluar el estado calamitoso de los dos eslabones de sujeción del armis original: tanto torcerlo y manosearlo terminaron resquebrajando las dos piezas doradas.
Claro es que hubiese podido cambiarlos. También hubiese podido ponerle una correa de piel.
Pero ya cumplió, el reloj se amortizó cien veces desde que lo compré.
De los Breil de ahora no hablo, pero sí doy fe de los de antes.
Los de antes fueron y son relojes fabulosos, duros y bonitos. Confiables y extremadamente bien hechos, con detalles de gran categoría. Miren sino el dorado del armís: está intacto, inalterado, como si no le hubiese pasado el tiempo.
Creo haber contado alguna vez cómo llegó éste a mi muñeca. Pero por las dudas lo cuento otra vez.
En 1989 me tocó un jefe malhumorado y gruñón en el trabajo; insoportable.
Él llevaba en su muñeca un Breil Manta de esos viejos relojes de buceo, una maravilla. Él practicaba buceo. En el trabajo ya le conocíamos al hombre todas las mañas: si nos hablaba y le daba vueltas al bisel del reloj como movimiento obsesivo quería decir que estaba todo mal. Si mientras hablaba hacía gestos de acomodarse la caja del reloj en la muñeca... estaba todo bien. Fácil, la verdad.
Por esa época yo usaba mucho un Seiko Hi Beat - algún día haré un hilo sobre él - que me sacaba y ponía a cada rato para no golpearlo. Nunca había tenido un reloj de pilas, los despreciaba.
Pero el Breil Manta del jefe me fascinaba, era irresistible.
Y así un día empecé a averiguar para comprarme un Breil Manta como el de mi jefe.
No conseguí justo ese modelo sino otro.
Este que ustedes ya conocen.
Lo usé entre 1989 y 2017. Solo le hice cambio de pilas, nada mas.
Cruzó ríos, mares, océanos. Escaló montañas, visitó templos, ciudades y culturas de 4 continentes. Escuchó muchas lenguas, vio amaneceres y atardeceres propios y ajenos.
Pintó, revocó, empapeló. Aprendió, se equivocó. Volvió a empezar.
Desde Italia se vino a las Pampas. Y de las pampas un día fue a Barcelona a vivir.
Y otra vez al campo Americano, y ahora la ciudad.
Y en el medio pasó de todo: sierras, cordilleras, playas, trabajos, encuentros y desencuentros, parejas, divorcio, viajes... muchos de ellos. Y él siempre seguro en la muñeca derecha ( donde van los cuarzos en mi caso ).
Ya está en una caja esperando otra muñeca, otras aventuras y otras emociones.
Una muñeca 35 años mas joven que debe hacer su camino y su huella en la vida. ¡¡¡¡Y qué mejor que a esa muñeca la acompañe el Breil Manta !!!!
Su futura dueña ya le ha elegido una correa de piel color café. Le quedará fantástica.
Aún me lo quedaré unos días mas. Aún lo quiero conmigo.
Ayer, sin ir mas lejos, se lo llevé a su nueva destinataria y.... me lo traje de vuelta.
Porque no estoy preparada aún para dejarlo partir.
Y cuando parta será como una vuelta a empezar para él.
Porque es un reloj que no fue hecho para estar guardado en un exhibidor o en una vitrina.
Creo que es una cuestión de tiempo.
El mismo tiempo que necesita el compañero Carlos V para encontrar su propio Breil Manta y así.... ¡¡¡ tener otro fanático de ellos !!!
Porque si el compi se está obsesionando con los Camel Trophy ni me quiero imaginar qué le pasará cuando se tope con SU Breil.
Los Camel Trophy son adictivos. Los Breil Manta viejotes dan amor.
Muchas gracias por leer y ver.
Buen fin de semana
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
Como ya les comenté en otro hilo estaba esperando de que se acabase la pila para jubilarlo.
El reloj está muy viejo, muy lleno de achaques. Me decidí luego de evaluar el estado calamitoso de los dos eslabones de sujeción del armis original: tanto torcerlo y manosearlo terminaron resquebrajando las dos piezas doradas.
Claro es que hubiese podido cambiarlos. También hubiese podido ponerle una correa de piel.
Pero ya cumplió, el reloj se amortizó cien veces desde que lo compré.
De los Breil de ahora no hablo, pero sí doy fe de los de antes.
Los de antes fueron y son relojes fabulosos, duros y bonitos. Confiables y extremadamente bien hechos, con detalles de gran categoría. Miren sino el dorado del armís: está intacto, inalterado, como si no le hubiese pasado el tiempo.
Creo haber contado alguna vez cómo llegó éste a mi muñeca. Pero por las dudas lo cuento otra vez.
En 1989 me tocó un jefe malhumorado y gruñón en el trabajo; insoportable.
Él llevaba en su muñeca un Breil Manta de esos viejos relojes de buceo, una maravilla. Él practicaba buceo. En el trabajo ya le conocíamos al hombre todas las mañas: si nos hablaba y le daba vueltas al bisel del reloj como movimiento obsesivo quería decir que estaba todo mal. Si mientras hablaba hacía gestos de acomodarse la caja del reloj en la muñeca... estaba todo bien. Fácil, la verdad.
Por esa época yo usaba mucho un Seiko Hi Beat - algún día haré un hilo sobre él - que me sacaba y ponía a cada rato para no golpearlo. Nunca había tenido un reloj de pilas, los despreciaba.
Pero el Breil Manta del jefe me fascinaba, era irresistible.
Y así un día empecé a averiguar para comprarme un Breil Manta como el de mi jefe.
No conseguí justo ese modelo sino otro.
Este que ustedes ya conocen.
Lo usé entre 1989 y 2017. Solo le hice cambio de pilas, nada mas.
Cruzó ríos, mares, océanos. Escaló montañas, visitó templos, ciudades y culturas de 4 continentes. Escuchó muchas lenguas, vio amaneceres y atardeceres propios y ajenos.
Pintó, revocó, empapeló. Aprendió, se equivocó. Volvió a empezar.
Desde Italia se vino a las Pampas. Y de las pampas un día fue a Barcelona a vivir.
Y otra vez al campo Americano, y ahora la ciudad.
Y en el medio pasó de todo: sierras, cordilleras, playas, trabajos, encuentros y desencuentros, parejas, divorcio, viajes... muchos de ellos. Y él siempre seguro en la muñeca derecha ( donde van los cuarzos en mi caso ).
Ya está en una caja esperando otra muñeca, otras aventuras y otras emociones.
Una muñeca 35 años mas joven que debe hacer su camino y su huella en la vida. ¡¡¡¡Y qué mejor que a esa muñeca la acompañe el Breil Manta !!!!
Su futura dueña ya le ha elegido una correa de piel color café. Le quedará fantástica.
Aún me lo quedaré unos días mas. Aún lo quiero conmigo.
Ayer, sin ir mas lejos, se lo llevé a su nueva destinataria y.... me lo traje de vuelta.
Porque no estoy preparada aún para dejarlo partir.
Y cuando parta será como una vuelta a empezar para él.
Porque es un reloj que no fue hecho para estar guardado en un exhibidor o en una vitrina.
Creo que es una cuestión de tiempo.
El mismo tiempo que necesita el compañero Carlos V para encontrar su propio Breil Manta y así.... ¡¡¡ tener otro fanático de ellos !!!
Porque si el compi se está obsesionando con los Camel Trophy ni me quiero imaginar qué le pasará cuando se tope con SU Breil.
Los Camel Trophy son adictivos. Los Breil Manta viejotes dan amor.
Muchas gracias por leer y ver.
Buen fin de semana
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes
subirimagenes