Nico52
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Durante mucho tiempo el cálculo de la longitud fue un problema de difícil solución y al que se le dio una gran importancia en todos los países por la influencia que tenía en la navegación para el cálculo de la posición del barco, e incluso para los cartógrafos para poder realizar cartas de navegación fiables.
Ya en 1598 el rey de España Felipe III abrió un “concurso” dotado de una fuerte recompensa económica para quien fuera capaz de determinar el cálculo de la longitud. Igualmente hicieron durante el siglo siguiente los ingleses, los holandeses y los franceses, destacando el de los ingleses (1714) por su fuerte dotación económica, y que ganaría quien pudiera calcular la longitud con menos de un grado de diferencia.
Esto consiguió que los mayores hombres de ciencia de Europa de los siglos XVII y XVIII (matemáticos, astrónomos, físicos e incluso los grandes maestros relojeros) se dispusieran a desentrañar estos cálculos.
Intervinieron personas de ciencia como Galileo, Pascal, Newton, Bernoulli, Euler,…. En cuanto a los relojeros podemos citar a Tompion, Graham, Arnold, Harrison (Ingleterra), Coster (Holanda), Thuret, Le Roy, Berthoud, Sully (Francia)
Ya en el siglo XVIII se podía calcular la longitud en tierra con medio grado de aproximación por métodos astronómicos, pero este método aplicado en un barco moviéndose en su navegación tenía un margen de error de unos 2-3 grados.
Un carpintero, John Harrison, relojero autodidacta con conocimientos generales de mecánica y matemáticas, también se puso mano a la obra. Había comenzado reparando relojes y posteriormente construyendo los suyos propios. Después de muchas vicisitudes que sería largo de contar diré que la construcción de su primer cronometro, el nº H1, le llevo seis años.
Este primer cronometro se probó en un viaje Londres-Lisboa consiguiendo corregir en 140 Km los cálculos del capitán del barco.
Tras cuatro años más de trabajo construyo el cronometro nº H2 y 17 años después el nº H3. Estos dos cronómetros no llegaran a probarse en el mar, pero le permitió a Harrison realizar nuevas soluciones.
Por fin en 1759, ya con 70 años, Harrison presento el cronometro nº H4, que con las dimensiones aproximadas de un reloj de carruaje, cumplió las condiciones estipulada por el Parlamento de Londres en 1714, y por tamaño ya podía considerarse un reloj de a bordo. Este reloj fue probado en un viaje de Londres a Jamaica en 1761.
Todavía tuvo tiempo para construir un nuevo cronometro (el nº H5) que termino a los 77 años.
Sin embargo, para cobrar el premio prometido aun tuvo que mantener una batalla legal con el Comité de la Longitud.
Actualmente los cronómetros nº H1, H2, H3 y H4 pueden verse en el Museo Marítimo Nacional de Greenwich.
Ya en 1598 el rey de España Felipe III abrió un “concurso” dotado de una fuerte recompensa económica para quien fuera capaz de determinar el cálculo de la longitud. Igualmente hicieron durante el siglo siguiente los ingleses, los holandeses y los franceses, destacando el de los ingleses (1714) por su fuerte dotación económica, y que ganaría quien pudiera calcular la longitud con menos de un grado de diferencia.
Esto consiguió que los mayores hombres de ciencia de Europa de los siglos XVII y XVIII (matemáticos, astrónomos, físicos e incluso los grandes maestros relojeros) se dispusieran a desentrañar estos cálculos.
Intervinieron personas de ciencia como Galileo, Pascal, Newton, Bernoulli, Euler,…. En cuanto a los relojeros podemos citar a Tompion, Graham, Arnold, Harrison (Ingleterra), Coster (Holanda), Thuret, Le Roy, Berthoud, Sully (Francia)
Ya en el siglo XVIII se podía calcular la longitud en tierra con medio grado de aproximación por métodos astronómicos, pero este método aplicado en un barco moviéndose en su navegación tenía un margen de error de unos 2-3 grados.
Un carpintero, John Harrison, relojero autodidacta con conocimientos generales de mecánica y matemáticas, también se puso mano a la obra. Había comenzado reparando relojes y posteriormente construyendo los suyos propios. Después de muchas vicisitudes que sería largo de contar diré que la construcción de su primer cronometro, el nº H1, le llevo seis años.
Este primer cronometro se probó en un viaje Londres-Lisboa consiguiendo corregir en 140 Km los cálculos del capitán del barco.
Tras cuatro años más de trabajo construyo el cronometro nº H2 y 17 años después el nº H3. Estos dos cronómetros no llegaran a probarse en el mar, pero le permitió a Harrison realizar nuevas soluciones.
Por fin en 1759, ya con 70 años, Harrison presento el cronometro nº H4, que con las dimensiones aproximadas de un reloj de carruaje, cumplió las condiciones estipulada por el Parlamento de Londres en 1714, y por tamaño ya podía considerarse un reloj de a bordo. Este reloj fue probado en un viaje de Londres a Jamaica en 1761.
Todavía tuvo tiempo para construir un nuevo cronometro (el nº H5) que termino a los 77 años.
Sin embargo, para cobrar el premio prometido aun tuvo que mantener una batalla legal con el Comité de la Longitud.
Actualmente los cronómetros nº H1, H2, H3 y H4 pueden verse en el Museo Marítimo Nacional de Greenwich.