Mr. Bones
Well-known member
El Mercado de San Telmo me genera una enorme curiosidad. Por varias razones: es un sitio donde han muchos cruces sociales, muchas contradicciones, muchas culturas que chocan sin pelearse. Donde parte de la idiosincracia argentina ( si es que existe... ) se funde con otras y se vuelve a mezclar.
Este mercado nació como una necesidad imperiosa en 1897: está ubicado muy cerca de La Boca, el antiguo atracadero de barcos en los que llegaban los soñadores de todas partes del mundo para empezar una nueva vida. Había que abastecer a ese magma de gentes que con otras voces y otras lenguas pedían alimentos, ropas, protección. Y en mercado empezó así: con frutas y verduras, pescado fresco y enseres para los inmigrantes que fueron descubriendo en él las bombachas de gaucho, el dulce de leche, el asado, las empanadas y los sombreros chambergos.
Hoy día no ha perdido su actividad de cubrir las necesidades alimentarias de los vecinos - está muy próximo al núcleo financiero y Plaza de Mayo - pero se agregó una oferta de antigüedades, revisionismo vintage, feria americana y oferta gastronómica muy variada que lo hacen único e irresistible. Un puesto al lado del otro: pescado, huevos, porcelanas francesas, carnicería, juguetes antiguos, relojes de mar, conservas, verduras. Es un punto de visita obligatorio para turistas ( les encanta ) y propios del país. Porque te comprás un Breitling vintage, unos huevos y mantequilla, unos tomates de quinta, una muñeca de Limoges, platería de Taxco, un filete de salmón y unos discos de Yes mientras te comés una pizza.
No me digan que no suena tentador....
Este mercado nació como una necesidad imperiosa en 1897: está ubicado muy cerca de La Boca, el antiguo atracadero de barcos en los que llegaban los soñadores de todas partes del mundo para empezar una nueva vida. Había que abastecer a ese magma de gentes que con otras voces y otras lenguas pedían alimentos, ropas, protección. Y en mercado empezó así: con frutas y verduras, pescado fresco y enseres para los inmigrantes que fueron descubriendo en él las bombachas de gaucho, el dulce de leche, el asado, las empanadas y los sombreros chambergos.
Hoy día no ha perdido su actividad de cubrir las necesidades alimentarias de los vecinos - está muy próximo al núcleo financiero y Plaza de Mayo - pero se agregó una oferta de antigüedades, revisionismo vintage, feria americana y oferta gastronómica muy variada que lo hacen único e irresistible. Un puesto al lado del otro: pescado, huevos, porcelanas francesas, carnicería, juguetes antiguos, relojes de mar, conservas, verduras. Es un punto de visita obligatorio para turistas ( les encanta ) y propios del país. Porque te comprás un Breitling vintage, unos huevos y mantequilla, unos tomates de quinta, una muñeca de Limoges, platería de Taxco, un filete de salmón y unos discos de Yes mientras te comés una pizza.
No me digan que no suena tentador....