Mr. Bones
Well-known member
Hará como 20 años, mas o menos, un señor llamado Bernardo viajó a la tierra de sus antepasados: España.
Allí, en el altillo de lo que fuera la casa de su bisabuelo encontró una muy antigua balanza para pesar granos. Balanza de madera y cuero, muy rudimentaria y vintage para nosotros pero que para la época en la que era usada debía ser algo de última tecnología.
Bernardo se trajo esa balanza. Y la puso en su oficina. Pero ocupaba mucho espacio.
Al mismo tiempo empezó a interesarse en las balanzas, a adentrarse en ese mundo tan enorme y a la vez pequeño. Bernardo compró y compró balanzas; empezó a estudiarlas; a investigarlas.
Y se fue enterando que las balanzas tenía muchas formas, formas que en la mayoría de los casos respondían a su entorno y funciones: pesadas con escala y de acero para sacas de Correos; pero livianas y diminutas para las cartas personales. Balanzas de bambú en la India y de marfíl en África; de madera en Birmania y Nepal; con pesas de porcelana en China; de metales preciosos y ornamentos suntuosos en las cortes orientales y occidentales; de bolsillo para pesar monedas - pues antes eran de oro y plata y valían su peso... -
Los viajeros y aventureros las preferían romanas; los comerciantes de opio ( y los consumidores ) las disimulaban en objetos de uso cotidiano - verán en las fotos un bastón con una balanza en el puño; y en enseres domésticos en el Lejano Oriente...
Hasta no hace mucho existían balanzas mecánicas para pesar lana, huevos, tenor graso de leche, Martinis ( Sí, Martinis ); palos de golf, bebés - son muy graciosas -; oro y plata; granos, productos de la huerta; brujas.
Las brujas, durante la inquisición se pesaban. Se decía que una mujer era una bruja si pesaba menos que una pluma. Esa balanza estaba adulterada con un platillo de hierro que pesaba tanto o mas que la mujer a pesar. Y el resultado era siempre el mismo: bruja.
Como dato curioso: las supuestas brujas eran mujeres con grandes herencias, dominios y rentas, nunca una mujer pobre. Porque en caso de ser quemada en la hoguera todas sus posesiones se dividían entre la Iglesia y señor feudal.
Las balanzas aún hoy rigen nuestra vida, aunque ya no sean mecánicas sino digitales. Lo que pesamos o lo que pesan las cosas que nos rodean son parte crucial de los sistemas de transportes, de la medicina, de lo que ingerimos, del cálculo estructural de los edificios dónde vivimos.
Se pesa todo, absolutamente todo: desde las mínimas piezas de relojería, componentes electrónicos, encomiendas, satélites, munición....
Pero al final me fui por las ramas y no les terminé de contar....Bernardo y sus balanzas tienen un museo. El Museo de la Balanza. Es el Museo con mas balanzas en el mundo. Y la pasión y amor de Bernardo por las balanzas sigue con el mismo ímpetu y fuerza que hace 20 años. Como cuando sus ojos se chocaron con la balanza de madera y cuero y se le incrustó en el corazón.
Me gustaría agradecer públicamente a Bernardo porque el Museo está cerrado por inventario hasta abril y sin embargo abrió las puertas para que esta atrevida lo recorra. Y también gracias a la guía, Vivi, una campeona mundial del mundo.
Una vista de las tres salas del Museo y la balanza que empezó todo - custodiada por una pintura del artísta plástico Pérez Celis que era gran amigo de Bernardo -.
Y ahora algunas fotos de lo que anduve curioseando:
Una balanza que se anunciaba como " the computer scale " porque calculaba peso y precio.
Sigo el recorrido
He cometido el atrevimiento de tener en mano tres de ellas...
Y sigo...
Acá está la que les comentaba: una balanza oculta en el puño de un bastón
Gracias por leer y ver
Allí, en el altillo de lo que fuera la casa de su bisabuelo encontró una muy antigua balanza para pesar granos. Balanza de madera y cuero, muy rudimentaria y vintage para nosotros pero que para la época en la que era usada debía ser algo de última tecnología.
Bernardo se trajo esa balanza. Y la puso en su oficina. Pero ocupaba mucho espacio.
Al mismo tiempo empezó a interesarse en las balanzas, a adentrarse en ese mundo tan enorme y a la vez pequeño. Bernardo compró y compró balanzas; empezó a estudiarlas; a investigarlas.
Y se fue enterando que las balanzas tenía muchas formas, formas que en la mayoría de los casos respondían a su entorno y funciones: pesadas con escala y de acero para sacas de Correos; pero livianas y diminutas para las cartas personales. Balanzas de bambú en la India y de marfíl en África; de madera en Birmania y Nepal; con pesas de porcelana en China; de metales preciosos y ornamentos suntuosos en las cortes orientales y occidentales; de bolsillo para pesar monedas - pues antes eran de oro y plata y valían su peso... -
Los viajeros y aventureros las preferían romanas; los comerciantes de opio ( y los consumidores ) las disimulaban en objetos de uso cotidiano - verán en las fotos un bastón con una balanza en el puño; y en enseres domésticos en el Lejano Oriente...
Hasta no hace mucho existían balanzas mecánicas para pesar lana, huevos, tenor graso de leche, Martinis ( Sí, Martinis ); palos de golf, bebés - son muy graciosas -; oro y plata; granos, productos de la huerta; brujas.
Las brujas, durante la inquisición se pesaban. Se decía que una mujer era una bruja si pesaba menos que una pluma. Esa balanza estaba adulterada con un platillo de hierro que pesaba tanto o mas que la mujer a pesar. Y el resultado era siempre el mismo: bruja.
Como dato curioso: las supuestas brujas eran mujeres con grandes herencias, dominios y rentas, nunca una mujer pobre. Porque en caso de ser quemada en la hoguera todas sus posesiones se dividían entre la Iglesia y señor feudal.
Las balanzas aún hoy rigen nuestra vida, aunque ya no sean mecánicas sino digitales. Lo que pesamos o lo que pesan las cosas que nos rodean son parte crucial de los sistemas de transportes, de la medicina, de lo que ingerimos, del cálculo estructural de los edificios dónde vivimos.
Se pesa todo, absolutamente todo: desde las mínimas piezas de relojería, componentes electrónicos, encomiendas, satélites, munición....
Pero al final me fui por las ramas y no les terminé de contar....Bernardo y sus balanzas tienen un museo. El Museo de la Balanza. Es el Museo con mas balanzas en el mundo. Y la pasión y amor de Bernardo por las balanzas sigue con el mismo ímpetu y fuerza que hace 20 años. Como cuando sus ojos se chocaron con la balanza de madera y cuero y se le incrustó en el corazón.
Me gustaría agradecer públicamente a Bernardo porque el Museo está cerrado por inventario hasta abril y sin embargo abrió las puertas para que esta atrevida lo recorra. Y también gracias a la guía, Vivi, una campeona mundial del mundo.
Una vista de las tres salas del Museo y la balanza que empezó todo - custodiada por una pintura del artísta plástico Pérez Celis que era gran amigo de Bernardo -.
Y ahora algunas fotos de lo que anduve curioseando:
Una balanza que se anunciaba como " the computer scale " porque calculaba peso y precio.
Sigo el recorrido
He cometido el atrevimiento de tener en mano tres de ellas...
Y sigo...
Acá está la que les comentaba: una balanza oculta en el puño de un bastón
Gracias por leer y ver