Mr. Bones
Well-known member
Roma puede llegar a ser el común denominador de cualquier aventura urbana que requiere un buen par de zapatos y mucha paciencia con los romanos ( extraña raza ésta... ).
No es una ciudad amable, antes al contrario maltrata a sus amantes y ocasionales espías.
Y como toda urbanización caprichosa ofrece un intrínchíngulis a quienes mapa en mano intentan no perderse entre su callejuelas... que la verdad: es amoroso perderse en Roma.
Cuando pensé en el tema de escribir sobre mis desventuras allí supuse que algún hilo conductor debería usar.
Nuevamente y con total impunidad me atengo a uno de mis temas preferidos: los relojes monumentales.
El recorrido empieza en Piazza Navona en la que, además de encontrar la extraordinaria fuente de los cuatro ríos creada y cincelada por el gran Bernini, está la iglesia de Santa Agnese y allí dos bellos relojes.
Luego y desde allí puede uno ir caminando hasta el Panteon ( mi monumento romano preferido ). Un par de cuadras antes del Panteon y en una esquina un reloj, que según supongo será eléctrico. El Panteon ha tenido el mismo destino que muchísimas edificaciones Romanas no cristinanas: ni bien el emperador Constantino asumió declaró que el cristianismo sería la religión oficial del imperio por lo que la mayor parte de los templos dedicados a Dioses Romanos desaparecieron, se destruyeron o se reconvirtieron, como en este caso.
Muy cerca, y a un costado del Parlamento y su reloj está Piazza Montecitorio y a unos pasos Piazza Colonna con la famosa columna que cuenta las andanzas de Marco Aurelio. Se comenta que dicha columna está allí desde el 193 DC.
Las columnas ( muchas ) y los obeliscos ( 13 ) son una agradable constante en Roma. Las columnas simbólicas por lo general relataban batallas o hechos históricos importantes en el Imperio. Los obeliscos fueron un capricho de moda generado en la curiosidad que suscitaban y la simbología que traían desde aquellos lejanos dominios Romanos que alguna vez se extendieron hasta el norte de África y la actual Europa del este.
Hago un paréntesis para mostrarles unos simpatiquísimos relojes eléctricos y/o solares ( los hay en ambas modalidades ) esparcidos por la vía pública en la Roma metropolitana. Bajo la esfera tienen por lo general carteles publicitarios.
De Piazza Colonna estamos a unos pasos de la Fontana di Trevi ( menos glamourosa que nunca...sin Anita Ekberg ni ninguna chica linda bañándose en sus aguas) y si seguimos por Via del Corso y doblamos en Via Condotti desembocamos en las famosa escalinata del Plaza España y en lo alto la Iglesia de Trinitá del Monti y sus dos relojes, uno mecánico y el otro de sol.
Mas allá de Piazza Spagna, pero yendo por Via del Corso, pude fotografiar dos relojes esquineros mas un reloj en uno de los edificios de Piazza del Popolo:
Ya volviendo de la caminata agotadora nos desviamos por Via Borghese que termina en Lungo Tor di Nonna y nos admiramos un rato con el Castel Sant’Angelo. Y de allí caminamos por Via Santo Spirito, doblamos en Via Governo Vecchio y finalizamos en la Piazza del’Orologio con un maravilloso reloj en lo alto de lo que alguna vez fue el Convento dei Filippini.
Y finalizo esta primera caminata asomándome por Via Giubbonari en la que en un recodo encontré el Hospicio y su bello reloj.
Otro recorrido que hicimos en nuestros largos vagabundeos romanos fue pasar por el majestuoso Teatro de Marcello y de allí admirar los museos Capitolinos y su reloj, a un costado del monumento a Vitorio Emanuele.
Si seguimos a la izquierda por Via del Portico nos adentramos en el famoso Ghetto. Se dice que allí está la mejor comida kosher del mundo. Pues no sé. Para mí la mejor cocina kosher es la argentina. Ya saben: los argentinos somos medio locos, medio exagerados, medio tontos, medio chantas, medio judíos, medio indios y medio casi todo lo demás.
Una vez que nos dimos una vuelta por el Ghetto cruzamos por el puente de la Isola Tibertina ( donde está el hospital mas antiguo de Roma ) y llegamos al famoso barrio de Trastevere, que es donde hoy pasa toda la movida gastronómica, nocturna y fashion romana.
Pero justo antes de cruzar el puente del hospital nos fuimos a ver los cortes de mano pergueñados por la famosa Bocca de la Veritá, la piedra misteriosa que yace en la puerta de la iglesia Santa María en Cosmedin. De cómo llegó semejante piedra pagana allí... es un misterio. Se cuenta que los romanos usaban la piedra para saber si los infieles decían la verdad. Si al hacer la pregunta el condenado retiraba la mano ( por temor a que el monstruo se la corte ) significaba sin dudar a dudas que el prisionero era un pecador.
Pero sigo con Trastevere.
Al termino de su arteria mas concurrida, conocida como Via de Lungaretta, está la Iglesia de Santa Maria y Trastevere, que comentan es la iglesia mas antigua de Roma. Esta iglesia tiene un fabuloso reloj.
Por supuesto existen muchísimos relojes mas en la eterna Roma.
Personalemnte me quedé con las ganas de visitar los famosos relojes de agua del padre Embriacco.
Este es un motivo extra para volver.
Muchísimas gracias por leer y ver.
Que tengan una excelente semana.
No es una ciudad amable, antes al contrario maltrata a sus amantes y ocasionales espías.
Y como toda urbanización caprichosa ofrece un intrínchíngulis a quienes mapa en mano intentan no perderse entre su callejuelas... que la verdad: es amoroso perderse en Roma.
Cuando pensé en el tema de escribir sobre mis desventuras allí supuse que algún hilo conductor debería usar.
Nuevamente y con total impunidad me atengo a uno de mis temas preferidos: los relojes monumentales.
El recorrido empieza en Piazza Navona en la que, además de encontrar la extraordinaria fuente de los cuatro ríos creada y cincelada por el gran Bernini, está la iglesia de Santa Agnese y allí dos bellos relojes.
Luego y desde allí puede uno ir caminando hasta el Panteon ( mi monumento romano preferido ). Un par de cuadras antes del Panteon y en una esquina un reloj, que según supongo será eléctrico. El Panteon ha tenido el mismo destino que muchísimas edificaciones Romanas no cristinanas: ni bien el emperador Constantino asumió declaró que el cristianismo sería la religión oficial del imperio por lo que la mayor parte de los templos dedicados a Dioses Romanos desaparecieron, se destruyeron o se reconvirtieron, como en este caso.
Muy cerca, y a un costado del Parlamento y su reloj está Piazza Montecitorio y a unos pasos Piazza Colonna con la famosa columna que cuenta las andanzas de Marco Aurelio. Se comenta que dicha columna está allí desde el 193 DC.
Las columnas ( muchas ) y los obeliscos ( 13 ) son una agradable constante en Roma. Las columnas simbólicas por lo general relataban batallas o hechos históricos importantes en el Imperio. Los obeliscos fueron un capricho de moda generado en la curiosidad que suscitaban y la simbología que traían desde aquellos lejanos dominios Romanos que alguna vez se extendieron hasta el norte de África y la actual Europa del este.
Hago un paréntesis para mostrarles unos simpatiquísimos relojes eléctricos y/o solares ( los hay en ambas modalidades ) esparcidos por la vía pública en la Roma metropolitana. Bajo la esfera tienen por lo general carteles publicitarios.
De Piazza Colonna estamos a unos pasos de la Fontana di Trevi ( menos glamourosa que nunca...sin Anita Ekberg ni ninguna chica linda bañándose en sus aguas) y si seguimos por Via del Corso y doblamos en Via Condotti desembocamos en las famosa escalinata del Plaza España y en lo alto la Iglesia de Trinitá del Monti y sus dos relojes, uno mecánico y el otro de sol.
Mas allá de Piazza Spagna, pero yendo por Via del Corso, pude fotografiar dos relojes esquineros mas un reloj en uno de los edificios de Piazza del Popolo:
Ya volviendo de la caminata agotadora nos desviamos por Via Borghese que termina en Lungo Tor di Nonna y nos admiramos un rato con el Castel Sant’Angelo. Y de allí caminamos por Via Santo Spirito, doblamos en Via Governo Vecchio y finalizamos en la Piazza del’Orologio con un maravilloso reloj en lo alto de lo que alguna vez fue el Convento dei Filippini.
Y finalizo esta primera caminata asomándome por Via Giubbonari en la que en un recodo encontré el Hospicio y su bello reloj.
Otro recorrido que hicimos en nuestros largos vagabundeos romanos fue pasar por el majestuoso Teatro de Marcello y de allí admirar los museos Capitolinos y su reloj, a un costado del monumento a Vitorio Emanuele.
Si seguimos a la izquierda por Via del Portico nos adentramos en el famoso Ghetto. Se dice que allí está la mejor comida kosher del mundo. Pues no sé. Para mí la mejor cocina kosher es la argentina. Ya saben: los argentinos somos medio locos, medio exagerados, medio tontos, medio chantas, medio judíos, medio indios y medio casi todo lo demás.
Una vez que nos dimos una vuelta por el Ghetto cruzamos por el puente de la Isola Tibertina ( donde está el hospital mas antiguo de Roma ) y llegamos al famoso barrio de Trastevere, que es donde hoy pasa toda la movida gastronómica, nocturna y fashion romana.
Pero justo antes de cruzar el puente del hospital nos fuimos a ver los cortes de mano pergueñados por la famosa Bocca de la Veritá, la piedra misteriosa que yace en la puerta de la iglesia Santa María en Cosmedin. De cómo llegó semejante piedra pagana allí... es un misterio. Se cuenta que los romanos usaban la piedra para saber si los infieles decían la verdad. Si al hacer la pregunta el condenado retiraba la mano ( por temor a que el monstruo se la corte ) significaba sin dudar a dudas que el prisionero era un pecador.
Pero sigo con Trastevere.
Al termino de su arteria mas concurrida, conocida como Via de Lungaretta, está la Iglesia de Santa Maria y Trastevere, que comentan es la iglesia mas antigua de Roma. Esta iglesia tiene un fabuloso reloj.
Por supuesto existen muchísimos relojes mas en la eterna Roma.
Personalemnte me quedé con las ganas de visitar los famosos relojes de agua del padre Embriacco.
Este es un motivo extra para volver.
Muchísimas gracias por leer y ver.
Que tengan una excelente semana.