Mr. Bones
Well-known member
Es difícil presentar un nuevo aspecto de un reloj soberbio, conocido, probado, duro, muy usado por décadas. Los 6139 son, un poco en mi opinión poco experta, unas de las mejores propuestas relojeras para muñecas exigentes de los últimos 50 años.
En cuanto a su ficha técnica:
CAJA:
Ancho, 40 mm.
Largo, 42 mm.
Caja alto, 14 mm.
Distancia entre asas, 20mm.
Calibre Seiko 6139b. Cronógrafo automático sistema rueda de pilares, contador para 30min. 17 rubís y 21600 a/h.
Agujas e índices luminiscentes.
El punto flojísimo del modelo, y que hasta no hace mucho seguía siéndolo en todos los modelos Seiko, es la malla. Desastrozamente endeble, de chapa de acero inoxidable, con un cierre..... poco feliz.
Algún defecto tenía que tener este reloj...
El otro día fui a hacer fotos a un atracadero Fiscal en Barracas-LA Boca ( antiguo puerto de Buenos Aires ). Y me acompañó:
Para terminar deseaba dejarles unas palabras escritas hace unos años con respecto a mis sentimientos hacia la gran manufactura japonesa:
Los Seiko son como esos amores abiertos, felices, deseados y de una contundencia monumental; hacen que sus portantes estén orgullosos, conformes, satisfechos de sí mismos. Los Seiko suelen provocar bromas ( mis amigos me miran la muñeca y exclaman: " otra vez te has puesto una "sartén" ); pero también provocan inesperados subyugamientos, intrigas, cuidadas palabras al describirlos y profundas cavilaciones que al terminar concluyen con un suspiro de responsable admiración.
Los Seiko son artilugios mecánicos admirables, con un sostén amoroso equiparable quizás a los misterios de las grandes maravillas de las invenciones humanas. Suelen ser grandes, de colores poco osados, serios y simétricos; reseñados hasta el hartazgo acaparan admiradores en bolsillos gordos, equilibrados, sucumbidos o famélicos y miserables.
Los Seiko me han hecho revelarme a esa razón inexistente de poseerlos graciosamente, acariciarlos hasta el infinito, mirarlos con la lupa, sobredimensionarlos; darles categoría humana y creerlos omnipresentes y omniscientes; ellos, que son la perfección absoluta.
Los Seiko esmerilan el corazón del más esteta, del sibarita, del recatado; y proyectan con dulzura y enloquecida emoción la mácula mayúscula de la sin razón más feroz en diacronía al desmayo de su pulsar ronco y gutural - ese rotor magnífico que hace vibrar el alma entera -.
Los Seiko son viscerales, bizarros, adictivos; provocan hermosas parálisis de felicidad por endosamiento a su estilo cauto y de una tímida magnificencia.
Solo queda disfrutarlos y se esfume todo lo demás....
Gracias por leer y ver
En cuanto a su ficha técnica:
CAJA:
Ancho, 40 mm.
Largo, 42 mm.
Caja alto, 14 mm.
Distancia entre asas, 20mm.
Calibre Seiko 6139b. Cronógrafo automático sistema rueda de pilares, contador para 30min. 17 rubís y 21600 a/h.
Agujas e índices luminiscentes.
El punto flojísimo del modelo, y que hasta no hace mucho seguía siéndolo en todos los modelos Seiko, es la malla. Desastrozamente endeble, de chapa de acero inoxidable, con un cierre..... poco feliz.
Algún defecto tenía que tener este reloj...
El otro día fui a hacer fotos a un atracadero Fiscal en Barracas-LA Boca ( antiguo puerto de Buenos Aires ). Y me acompañó:
Para terminar deseaba dejarles unas palabras escritas hace unos años con respecto a mis sentimientos hacia la gran manufactura japonesa:
Los Seiko son como esos amores abiertos, felices, deseados y de una contundencia monumental; hacen que sus portantes estén orgullosos, conformes, satisfechos de sí mismos. Los Seiko suelen provocar bromas ( mis amigos me miran la muñeca y exclaman: " otra vez te has puesto una "sartén" ); pero también provocan inesperados subyugamientos, intrigas, cuidadas palabras al describirlos y profundas cavilaciones que al terminar concluyen con un suspiro de responsable admiración.
Los Seiko son artilugios mecánicos admirables, con un sostén amoroso equiparable quizás a los misterios de las grandes maravillas de las invenciones humanas. Suelen ser grandes, de colores poco osados, serios y simétricos; reseñados hasta el hartazgo acaparan admiradores en bolsillos gordos, equilibrados, sucumbidos o famélicos y miserables.
Los Seiko me han hecho revelarme a esa razón inexistente de poseerlos graciosamente, acariciarlos hasta el infinito, mirarlos con la lupa, sobredimensionarlos; darles categoría humana y creerlos omnipresentes y omniscientes; ellos, que son la perfección absoluta.
Los Seiko esmerilan el corazón del más esteta, del sibarita, del recatado; y proyectan con dulzura y enloquecida emoción la mácula mayúscula de la sin razón más feroz en diacronía al desmayo de su pulsar ronco y gutural - ese rotor magnífico que hace vibrar el alma entera -.
Los Seiko son viscerales, bizarros, adictivos; provocan hermosas parálisis de felicidad por endosamiento a su estilo cauto y de una tímida magnificencia.
Solo queda disfrutarlos y se esfume todo lo demás....
Gracias por leer y ver