A veces a un reloj le falta algo, sólo un detalle, pero ese detalle lo hace, parafraseando a Sabina, extraño como un pato en el Manzanares, y no te lo pones porque sabes que vas a estar huraño como un dandy con lamparones, o inquieto, como un párroco en un burdel. A mi nuevo Cortébert le faltaba...