Os podéis imaginar cómo terminó el reloj. Cristal partido, mojado en miles de charcos, testigo de peleas entre niños.....en fin que estaba que daban ganas de tirarlo; pero un buen relojero, ya jubilado, me lo dejó igual que estaba el día de su estreno, en Mayo del año 1.965.Estos relojes los vendían en aquellos tiempos particulares que los traían de Algeciras. Y además, se podían pagar a plazos, siempre basados en la confianza y la honradez de las personas, cosa que ya hoy tiene muy poco valor. En fin, mi único regalo de comunión, que aún tengo el privilegio de disfrutar en mi muñeca cada vez que me apetece. Dentro de unos días os presentaré mi segundo reloj: Un Flica, también de cuerda, pero ya con calendario, que me regaló mi abuela allá por el año 1972. Tambiém pasó por mi dos hermanos, pero a pesar del lamentable estado en que lo dejaron , lo restauré, y luce como nuevo en mi muñeca algún que otro domingo.