Bilhana
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Si bien es cierto que la mayoría de las grandes marcas relojeras sobrevivieron a la crisis del cuarzo de los años 70, alguna no pervivió tras la irrupción de los relojes destinados al gran consumo.
Una de las malogradas fue Cortébert. A pesar de su historia, a pesar de los míticos calibres manufacturados en sus instalaciones del pueblo cercano a Ginebra del mismo nombre de la marca, a pesar de haber contribuido decisivamente a encumbrar marcas que la sobrevivieron, a pesar de todo, Cortébert desapareció.
Pero una de las obvias cualidades de la buena relojería es que perviven sus obras, y hoy todavía es posible disfrutar de un Cortébert, y no de uno cualquiera, de uno que monta el mítico calibre 677 de la marca, con volante compensado*.
Tengo ganas de que un buen profesional repase el calibre, y lo limpie, pero ahora mismo presenta un aspecto excelente
Tanto la caja como la esfera están en muy buen estado. La esfera está algo sucia, pero no requiere restauración. El dorado de la caja tampoco presenta desperfectos reseñables, pese al más de medio siglo que lleva marcando las horas...
Es un reloj grande, muy grande para la época, más de 40 mm, y una corona que está escondida en la carrura lo convierten en un vintage realmente xxl
Llevar abrochado a la muñeca un pedazo de historia relojera es siempre un placer, para este Cortébert he elegido piel de búfalo en color burdeos. Buscaba algo distinto.
Los vintages no son sólo historia viva de la relojería, también son la formula para disfrutar de piezas excepcionales a precios más que razonables. Un reloj suizo, con un mítico calibre de manufactura, de un tamaño plenamente contemporáneo,… por 102 euros con 50 céntimos,… ¡Que pocas satisfacciones así de asequibles nos quedan!
(*) Volante construido de tal forma que compensa la variación de dimensiones del mismo y la de las propiedades elásticas de su muelle ante los cambios de temperatura
Una de las malogradas fue Cortébert. A pesar de su historia, a pesar de los míticos calibres manufacturados en sus instalaciones del pueblo cercano a Ginebra del mismo nombre de la marca, a pesar de haber contribuido decisivamente a encumbrar marcas que la sobrevivieron, a pesar de todo, Cortébert desapareció.
Pero una de las obvias cualidades de la buena relojería es que perviven sus obras, y hoy todavía es posible disfrutar de un Cortébert, y no de uno cualquiera, de uno que monta el mítico calibre 677 de la marca, con volante compensado*.

Tengo ganas de que un buen profesional repase el calibre, y lo limpie, pero ahora mismo presenta un aspecto excelente

Tanto la caja como la esfera están en muy buen estado. La esfera está algo sucia, pero no requiere restauración. El dorado de la caja tampoco presenta desperfectos reseñables, pese al más de medio siglo que lleva marcando las horas...

Es un reloj grande, muy grande para la época, más de 40 mm, y una corona que está escondida en la carrura lo convierten en un vintage realmente xxl

Llevar abrochado a la muñeca un pedazo de historia relojera es siempre un placer, para este Cortébert he elegido piel de búfalo en color burdeos. Buscaba algo distinto.

Los vintages no son sólo historia viva de la relojería, también son la formula para disfrutar de piezas excepcionales a precios más que razonables. Un reloj suizo, con un mítico calibre de manufactura, de un tamaño plenamente contemporáneo,… por 102 euros con 50 céntimos,… ¡Que pocas satisfacciones así de asequibles nos quedan!
(*) Volante construido de tal forma que compensa la variación de dimensiones del mismo y la de las propiedades elásticas de su muelle ante los cambios de temperatura