Miguelanxo
Well-known member
Está claro que algo en común debe haber cuando tantas personas se apasionan al mismo tiempo por relojes y por plumas (y / o, en general, útiles de escritura). Y aunque tengo también una pequeña colección de estilográficas, lo que me anima a participar en esta parte del foro es presentar unas "hermanas" no siempre conocidas. Porque con las plumas no sólo se escribe. También se dibuja. Bueno, como le comentaba el otro día a Mr. Bones, tal vez no dejemos de hablar de escritura, pues el dibujo no deja de ser un sistema de escritura simbólica, más allá de las escrituras propiamente jeroglíficas, como la egipcia.
Volviendo a las plumas, con las tintas solubles, las que cargan todas las estilográficas, no existe ninguna particularidad. Cualquier pluma, por tanto, puede ser usada como herramienta de dibujo, e incluso, aguando después el dibujo, se pueden obtener efectos magníficos. El problema está en que son tintas con muy baja permanencia (resistencia a la luz) y muy poca consistencia de color (tienden a mutar y degenerar muy rápidamente) porque el colorante (químico) está disuelto en el medio portante (agua o alcoholes). Por no hablar de que, si posteriormente el dibujo va a ser pintado, el trazo se emborronará y el color de la tinta se mezclará con el color de la pintura.
La tinta de dibujo por excelencia es la tinta china. Comercialmente se le ha llegado a dar el nombre de "tinta china" a tintas de colores (habrá quien recuerde los frasquitos de Pelikan), pero "tinta china" sólo hay una, y es negra, hecha a partir de partículas de carbón (en origen con una porción de tinta de calamar) mezcladas con un aglutinante (originalmente colas o gelatinas obtenidas de cuernos). Una vez seca, la tinta china es indeleble, insoluble, resistente a la luz y a la decoloración, porque su colorante, el carbón, es "físico" y no está disuelto, sino en suspensión, y al secar sus moléculas forman estructuras cristalinas. Perfecta. Pero...
No carguéis jamás una estilográfica con tinta china porque morirá atascada al primer intento (tal vez alguno ya lo sepa por propia experiencia). No hace mucho que los japoneses (de allí tenía que venir, pues entre los chinos -creadores- y ellos -perfeccionadores- han sido siempre los maestros de este tinglado) han desarrollado las tintas de carbón con micropartículas (carbon ink), pero de esto hablaremos en otra ocasión.
Tradicionalmente, pues, la plumilla y el palillero (el mango) no pudieron ser substituídos por las "plumas fuente" para su uso en el dibujo "profesional". Incluso he usado no pocas veces plumas de bambú que me hago yo mismo.
Lo más lejos que se llegó durante años en el uso de dispositivos de carga con tinta china fueron los "estilógrafos", utilizados sobre todo en dibujo técnico de ingeniería y arquitectura (Rotring y Staedtler, principalmente). El problema, que los calibres (no hablamos de maquinaria de relojes, claro :wink2
son fijos (crecen en décimas de milímetros) y las líneas que trazan son perfectamente regulares en grosor. Para trabajos técnicos, perfecto, pero para obras artísticas, la mayoría de las veces, excesivamente fríos y el sistema tubular de las puntas no permite el "gesto" del dibujo.
Pero desde los 70, año arriba, año abajo, se hicieron intentos más o menos exitosos de fabricación de sistemas de flujo específicos que permitiesen el uso de tinta china con plumas especiales.
Quiero señalar algo importante: no son plumas de colección, no son elegantes "señoritas de buena familia" con ropa de diseño y joyas, son "trabajadoras", obreras que llevan un montón de años cumpliendo impecablemente su función prácticamente a diario.
Hoy os presento a la más veterana de mi arsenal, una KOH-I-NOOR que lleva conmigo desde 1986.
La Koh-i-Noor Hardtmuth se fundó en 1790 en Austria y en 1802 ya habían patentado una mina de grafito y caolín para lápices. La segunda generación de propietarios trasladó la compañía a la República Checa, y allí se quedó y desarrolló hasta nuestros días.
La ARTPEN debe ser desmontada y limpiada, como mínimo, un par de veces al mes (en épocas secas o de altas temperaturas, con mucha más frecuencia; en ocasiones, a diario). La ventaja del diseño es que la operación es relativamente sencilla y que, incluso en caso de "olvido" de la pluma cargada por un tiempo prolongado, con un poco más de dedicación y la ayuda de algún jabón específico, es fácilmente recuperable. Se deduce, claro, que si no se va a usar por más de una semana se debe descargar y limpiar.
Su trazo es de medio a grueso, y el plumín, de acero bañado en oro, bastante blando. El sistema de carga es un cartucho plástico que hay que rellenar con un cuentagotas o una jeringuilla.
Saludos
Volviendo a las plumas, con las tintas solubles, las que cargan todas las estilográficas, no existe ninguna particularidad. Cualquier pluma, por tanto, puede ser usada como herramienta de dibujo, e incluso, aguando después el dibujo, se pueden obtener efectos magníficos. El problema está en que son tintas con muy baja permanencia (resistencia a la luz) y muy poca consistencia de color (tienden a mutar y degenerar muy rápidamente) porque el colorante (químico) está disuelto en el medio portante (agua o alcoholes). Por no hablar de que, si posteriormente el dibujo va a ser pintado, el trazo se emborronará y el color de la tinta se mezclará con el color de la pintura.
La tinta de dibujo por excelencia es la tinta china. Comercialmente se le ha llegado a dar el nombre de "tinta china" a tintas de colores (habrá quien recuerde los frasquitos de Pelikan), pero "tinta china" sólo hay una, y es negra, hecha a partir de partículas de carbón (en origen con una porción de tinta de calamar) mezcladas con un aglutinante (originalmente colas o gelatinas obtenidas de cuernos). Una vez seca, la tinta china es indeleble, insoluble, resistente a la luz y a la decoloración, porque su colorante, el carbón, es "físico" y no está disuelto, sino en suspensión, y al secar sus moléculas forman estructuras cristalinas. Perfecta. Pero...
No carguéis jamás una estilográfica con tinta china porque morirá atascada al primer intento (tal vez alguno ya lo sepa por propia experiencia). No hace mucho que los japoneses (de allí tenía que venir, pues entre los chinos -creadores- y ellos -perfeccionadores- han sido siempre los maestros de este tinglado) han desarrollado las tintas de carbón con micropartículas (carbon ink), pero de esto hablaremos en otra ocasión.
Tradicionalmente, pues, la plumilla y el palillero (el mango) no pudieron ser substituídos por las "plumas fuente" para su uso en el dibujo "profesional". Incluso he usado no pocas veces plumas de bambú que me hago yo mismo.


Lo más lejos que se llegó durante años en el uso de dispositivos de carga con tinta china fueron los "estilógrafos", utilizados sobre todo en dibujo técnico de ingeniería y arquitectura (Rotring y Staedtler, principalmente). El problema, que los calibres (no hablamos de maquinaria de relojes, claro :wink2

Pero desde los 70, año arriba, año abajo, se hicieron intentos más o menos exitosos de fabricación de sistemas de flujo específicos que permitiesen el uso de tinta china con plumas especiales.
Quiero señalar algo importante: no son plumas de colección, no son elegantes "señoritas de buena familia" con ropa de diseño y joyas, son "trabajadoras", obreras que llevan un montón de años cumpliendo impecablemente su función prácticamente a diario.
Hoy os presento a la más veterana de mi arsenal, una KOH-I-NOOR que lleva conmigo desde 1986.

La Koh-i-Noor Hardtmuth se fundó en 1790 en Austria y en 1802 ya habían patentado una mina de grafito y caolín para lápices. La segunda generación de propietarios trasladó la compañía a la República Checa, y allí se quedó y desarrolló hasta nuestros días.
La ARTPEN debe ser desmontada y limpiada, como mínimo, un par de veces al mes (en épocas secas o de altas temperaturas, con mucha más frecuencia; en ocasiones, a diario). La ventaja del diseño es que la operación es relativamente sencilla y que, incluso en caso de "olvido" de la pluma cargada por un tiempo prolongado, con un poco más de dedicación y la ayuda de algún jabón específico, es fácilmente recuperable. Se deduce, claro, que si no se va a usar por más de una semana se debe descargar y limpiar.


Su trazo es de medio a grueso, y el plumín, de acero bañado en oro, bastante blando. El sistema de carga es un cartucho plástico que hay que rellenar con un cuentagotas o una jeringuilla.
Saludos
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