Centro Relojero Pedro Izquierdo

Vejestorio de pulsera de 1916.

Don Memnon

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Aquí dejo uno de los trabajos más difíciles que he hecho, es como para un médico el operar de cálculos a un anciano inglés de 107 años.
Este reloj tenía un problema grave, luego de haberlo desarmado pieza por pieza y lavado cada micropartícula de óxido que pude hallar, procedí a revisarlo con detenimiento, el reloj solo tiene un rubí por encima del regulador del espiral, no tiene sobre-piedra.
Su caja bellamente burilada con florituras de la Belle Époque, con un tamaño considerable para ser de dama de la época, sus imponentes 31 mm sin contar la corona con un diseño de caja parecido al del magnífico joyero y relojero de Weimar, don Walter Bistrick.
El reloj no tenía vástago ni corona, por lo que antes de probarlo debí utilizar el de un donante generoso que tenía con el cilindro quebrado. De la misma forma que tuve que reacondicionar las malogradas manecillas de ese donante para que pudieran calzar (dentro de lo posible) en mi nuevo juguete que perfectamente pudo haber utilizado un trastatarabuelo/a.
Cuando el reloj comenzó su marcha casi a la quinta vuelta del remontoir, pude percatarme que padecía de taquicardias, por así decirlo, un aceleramiento desproporcionado de su marcha. El detalle estriba en que su espiral se encontraba completamente aplastada en el centro, lo que obligó a desenrollarla con el cuidado del monje budista tallador de sándalo y darle nuevamente las vueltas a la vida que tanto merece esta bella pieza histórica, este trance hipnótico solo duró poco más de 80 horas.
El resto solo fue magia, el reloj comienza a funcionar mejor, sin embargo, su marcha seguía adelantándose por lo que fue necesario corregir el largo del espiral dándole un poco más de media vuelta sin antes pasarlo por el desimantador por si algo de estática guardó. Ahora marcha a la perfección con un atraso "normal" de 3 minutos cada 24 horas. Naturalmente que ya le di el alta a este jovencito y no pretendo meterle más cuchillos.
Lo que resulta realmente sorprendente dado la cantidad de años que tiene y el estado putrefacto en el que lo compré. La caja tenía un abollón MUY feo que fue necesario aplanar con cuidado para no deformar la tapa y... de vuelta a la vida, de la UCI pasó directo al pensionado del geriátrico.
Estos relojes tan antiguos y tan dañados a veces nos sorprenden con lo que nos pueden volver a entregar, un bonito tic-tac que es exclusivo de estas maravillas de escape de cilindro.
Mañana iré donde un viejo amigo mío que es de los pocos que van quedando como torneros de cristales de relojería, para que le haga una bonita escafandra.
Dejo aquí lo demás, sé que no es buena la calidad de la grabación pero dadas las circunstancias, no soy youtuber, carezco de editores, cámaras decentes y atriles variopintos, no pude grabar todo el procedimiento con tantas horas aburridas en voto de silencio Trapense.
Un abrazo cariñoso a todos mis contertulios de oficio.

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